Junto con los conocimientos técnicos, las habilidades blandas conforman las competencias requeridas para un óptimo desempeño del colaborador.
Algunas de las más relevantes son: capacidad de comunicarse a todo nivel, empatía e inteligencia emocional, saber resolver conflictos, liderar buscando el desarrollo de las personas, adaptarse a los cambios, innovar con creatividad y poder enseñar a otros.